Introducción

Desde el lunes hasta la mañana del jueves después del Miércoles de Ceniza El Carnaval de Basilea pasa por ser la fiesta popular más grande de Suiza, ya que, según estimaciones diferentes, cuenta con la participación de entre 15.000 a 20.000 máscaras.

El Morgestraich constituye el preludio, el lunes siguiente al Miércoles de Ceniza. Cuando el reloj da las cuatro de la mañana, tamborileros y flautistas disfrazados de charivari se ponen en marcha con sus lamparillas puestas en la cabeza y tocando en la oscuridad del casco antiguo. Los Cliquen (grupos carnavaleros) llevan linternas y altas estructuras de más de tres metros hechas de madera y lienzo, con una parte iluminada representando un suceso del año pasado. La mayor parte de las marchas interpretadas son de las décadas pasadas, aunque cada año se añaden nuevas.

La tarde del lunes, y una vez más el miércoles por la tarde, las Cliquen recorren la ciudad siguiendo rutas establecidas, exhibiéndose entre filas de espectadores apiñados. Unos meses antes del carnaval eligen un determinado tema de actualidad, que ahora ponen en escena con trajes y máscaras, sobre la linterna y sobre papeles volantes con versos distribuidos al público. Personas de manera individual y otros pequeños grupos se agregan en las dos noches saltando de local en local para glosar en breves e ingeniosos versos cantados, los llamados Schnitzelbänken, sirviéndose de dibujos acompañantes. La noche del martes está dedicada sobre todo a los Guggemuusige, que llenan la ciudad con sus cacofonías improvisadas.

Para muchos lo mejor es el Gässle o deambular por los callejones: individuos solitarios y también grupos de máscaras se pasean por las callejuelas estrechas del casco antiguo silbando y tamboreando, con los espectadores siguiéndoles al mismo ritmo. Esta diversión se prolonga hasta las cuatro de la madrugada del jueves, cuando sobre estas fiestas se echa el telón hasta el año siguiente.