Chemin du Jura bernois

El Chemin du Jura bernois empieza en Moutier. Dónde, sino aquí, se ha discutido siempre con ardor y controversia sobre la cuestión de la independencia del Jura. El senderismo por su cadena montañosa también despierta a menudo el debate. Hay que admitir que al Jura le faltan alturas imponentes pero, para compensarlo, es un destino de senderismo en el que se puede andar desde principios de año y hasta bien entrado el otoño. Sorprenden sus coloridos prados y exuberantes bosques, oscuras gargantas y salvajes circos de rocas; entre las cordilleras ricas en vistas y los extensos altiplanos, se enclavan pintorescas pequeñas ciudades, y el camino está salpicado de antiquísimos monasterios e iglesias; en cuanto a la gastronomía, la oferta también es variada.

El camino por el Jura bernés aúna todos estos placeres: Desde el principio se sube suavemente hasta el mirador de Tour de Moron, construido por aprendices de albañil y picapedrero. En las queserías de las montañas Freiberge se fabrica el aromático Tête de Moine, y la quesería de demostración en el monasterio de Bellelay permite echar un vistazo entre bambalinas. En Mont Crosin y Mont Soleil se encuentra uno de los centros más importantes para las energías renovables y, al final de la ruta, la perfección suiza fascinará al senderista, quien puede andar tras las huellas de la cronometría hasta el Museo Internacional de Relojes en La Chaux-de-Fonds.