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Introducción
Brissago, una pequeña población en la frontera con Italia, se encuentra en el punto geográfico más bajo de Suiza, a tan sólo 197 metros sobre el nivel del mar, suspendida entre las orillas del Lago Maggiore y las pendientes escarpadas de la montaña. La parte más baja y antigua del pueblo se reúne en torno de la magnífica iglesia renacentista San Pedro y Paolo, rodeada por cipreses seculares.
Descripción
Bajando los estrechos callejones hacia el lago, se pueden admirar rincones pintorescos, jardines en los que limones, naranjas y cedros crecen al aire libre, y algunas bellas regias mansiones.
Además de ser famosa por su fábrica de tabaco y cigarrillos, Brissago también lo es por sus islas, que desde lo alto aparecen como manchas verdes en el azul intenso del lago. Desde 1885 hasta 1928, la baronesa Antonieta Saint-Léger, rusa y de origen alemana, hizo plantar un jardín botánico concebido como paraíso terrestre, prosiguiendo su obra su sucesor, el rey de los grandes almacenes Max Emden. Su chalet en estilo neoclásico acoge actualmente un restaurante y la administración del Jardín Botánico del cantón de Tesino. Sus plantas aun se encuentran ahí, como el cinamomo del Himalaya que huele a alcanfor, el gladiolo de Madagascar, el ciprés calvo de los terrenos pantanosos norteamericanos, cuyo tronco se mantiene debajo del agua y muchas otras plantas exóticas.
Verano
Sobre todo en los luminosos días de invierno y primavera, se manifiesta aquí el lado más atractivo del sur: mimosas y agaves crecen entre los muros secos, y se puede contemplar una maravillosa vista sobre el lago.