Introducción

En la noche del 11 al 12 de diciembre de 1602, las tropas saboyanas asaltaron la ciudad de Ginebra intentando escalar por encima de su muralla. El Duque de Saboya, quien había perdido su antigua colonia ginebrina, quiso recuperarla de esta forma.

La batalla fue dura pero los ginebrinos defendieron su ciudad con heroicidad; se pueden mencionar muchos ejemplos del coraje que demostraron: uno especial es el de «Mère Royaume», que subió sobre la muralla y vertió el contenido de su olla de sopa sobre la cabeza de un saboyano.

Desde el año siguiente los ginebrinos evocan ese día victorioso celebrándolo con un gran desfile conmemorativo, en el que los participantes, recorren el casco antiguo de la ciudad situado en los dos márgenes del Ródano a la luz de antorchas y disfrazados con trajes típicos de la época. Figuras legendarias e históricas como la de Mère Royaume con su olla de sopa constituyen una presencia imprescindible en el desfile. Durante las paradas intermedias un heraldo montado a caballo lee la proclamación de la victoria sobre los invasores. Una vez llegados a la catedral, los participantes entonan canciones patrióticas y toda la ceremonia concluye convirtiéndose en una explosión de alegría.

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