Historia de Suiza

Appenzell, Viehmarkt

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Introducción

Gran parte del territorio de la actual Suiza es montañoso. Por esta razón, los pasos alpinos han desempeñado un papel significativo en el desarrollo del país, al igual que las potencias que pretendían controlar estas importantes vías de comunicación y comercio.

Desde los orígenes hasta los romanos

Los vestigios más antiguos de la existencia humana tienen unos 150.000 años, mientras que las herramientas de sílex más antiguas que se han encontrado tienen unos 100.000 años.

El territorio de la actual Suiza se desarrolló de forma similar al del resto de Europa. Los primeros siglos estuvieron marcados por las migraciones, que hicieron que la zona estuviera habitada por diferentes pueblos. Con el dominio de los romanos, el cristianismo se extendió y la Iglesia, con sus obispados y monasterios, se convirtió en un importante terrateniente. Al mismo tiempo, las familias aristocráticas aumentaron su poder mediante la conquista, la herencia y la política matrimonial. Durante un breve periodo, el rey franco Carlomagno controló una parte importante de Europa occidental. En 962 surgió otra esfera de poder cuando el rey alemán Otón I persuadió al Papa para que le nombrara emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Suiza en la Baja Edad Media

Tradicionalmente se considera que 1291 fue el año de fundación de la Confederación, cuando tres comunidades rurales de los valles se unieron para estar mejor preparadas frente a los ataques del exterior.

En los siglos XIV y XV se desarrolló una federación laxa con miembros rurales y urbanos. A finales del siglo XV era lo bastante fuerte como para afectar al equilibrio de poder en Europa. Se libraron varias guerras en las que los confederados hicieron gala de valor e ingenio, y se ganaron la reputación de oponente formidable en combate. La Confederación se amplió de diversas maneras: algunas zonas se unieron voluntariamente y como miembros iguales, mientras que otras fueron más o menos forzadas. Los miembros de la Confederación administraban principalmente los asuntos de sus propias regiones, pero los representantes de cada zona también se reunían periódicamente para debatir cuestiones de interés común.

La Reforma y el siglo XVII

El siglo XVI en Europa Occidental estuvo dominado por la Reforma, un movimiento que dividió la cristiandad occidental en dos bandos.

Aunque las revueltas y la destrucción se produjeron en el plano religioso, reflejaron sobre todo el deseo de cambio social y las tensiones sociales que existían principalmente entre la ciudad y el campo. En el siglo XVII se produjeron otros tres hitos en el desarrollo de la Suiza actual. Todos vinieron como consecuencia de la Guerra de los 30 Años (1618-48). Mientras grandes partes de Europa se vieron implicadas en esta guerra, la Confederación permaneció neutral. Una consecuencia importante de la Guerra de los Treinta Años fue la independencia suiza del Sacro Imperio Romano Germánico, reconocida formalmente por el Tratado de Westfalia.

Siglos XVIII y XIX

En 1798, las tropas francesas invadieron Suiza y proclamaron un Estado centralizado. Más tarde, se restableció el antiguo sistema cantonal, aunque de forma más centralizada.

En 1798, las tropas francesas invadieron Suiza y crearon la República Helvética centralizada. Por primera vez en su historia, Suiza se vio obligada a abandonar su neutralidad y a proporcionar tropas a Francia. Tras la Guerra de la Sonderbund, se sentaron definitivamente las bases de la Suiza moderna con la adopción de la Constitución de 1848. Ésta trajo consigo una forma de gobierno más centralizada y un espacio económico único, que puso fin a las rivalidades cantonales y permitió el desarrollo económico. A pesar de este progreso, el siglo XIX fue una época difícil para muchos suizos. La pobreza, el hambre y las escasas perspectivas laborales provocaron una oleada de emigración, también hacia América del Norte y del Sur.

Suiza en el siglo XX

En general, el siglo XX estuvo marcado por una serie de acontecimientos sorprendentes en los ámbitos político, económico y social.

En el plano interno, se produjo un cambio hacia un sistema multipartidista. Mientras que a principios de siglo un solo partido ocupaba todos los puestos en el Gobierno (Consejo Federal), a finales de siglo eran cuatro los partidos representados en él. La Suiza agraria se convirtió en un Estado industrial, con el resultado de que hubo más inmigrantes que emigrantes y el nivel de vida aumentó considerablemente. Las condiciones de trabajo y la seguridad social mejoraron constantemente y hubo un mayor acceso a una gama más amplia de bienes de consumo. El desarrollo del sector exportador cambió la relación del país con Europa y el resto del mundo. Aunque Suiza se mantuvo políticamente neutral -no participó activamente en ninguna de las dos Guerras Mundiales-, la neutralidad siguió siendo objeto de intensos debates.