Más espacio para las mujeres. Campamentos de snowboard con «Chixxs On Board» en Arosa Lenzerheide.​

Arosa se encuentra a 1800 m s. n.m. y es uno de los lugares con más tradición de Suiza para los deportes de invierno. Conectada con Lenzerheide, esta estación de esquí cuenta con 225 kilómetros de pistas y cuatro parques de freestyle. ​

«¡Uaaah!» Las jóvenes lanzan gritos de júbilo cuando vuelan sobre el parque de freestyle Tschuggen con el telesilla. Las plataformas y raíles brillan con el sol de la mañana. Todo está listo para empezar. Tanja reúne a las snowboarders a su alrededor. «¡Es genial veros tan animadas; ya podemos empezar!», saluda al grupo con su encantadora sonrisa.

Tanja Angst se crio en Wallisellen, cerca de Zúrich. Se inició en el snowboard de pequeña gracias a sus primos. Fue algo natural que terminase dedicándose al monopatín y el snowboard. Cuanto más se adentraba en ese mundo, más echaba de menos tener compañeras con las que compartir su pasión por la tabla. Por eso, con 22 años fundó «Chixxs On Board», una red de mujeres y para mujeres. Arosa Lenzerheide es su segundo hogar; aquí viene todos los inviernos y tiene la infraestructura perfecta para sus campamentos de snowboard.

Cuando Tanja trabajó en la tienda de snowboard y skate entre dos estancias en el extranjero, se dio cuenta de que hacían falta muchas cosas para las mujeres. ¿Qué tabla me va mejor? ¿Qué fijación? Tanja buscó e investigó. Pero no encontró casi nada sobre asuntos tan simples como consejos sobre materiales para mujeres. Así que empezó a escribir artículos, a publicar trucos y consejos y a comentar las tendencias del mundillo; naturalmente, desde el punto de vista de una mujer y para las mujeres. Y así surgió «Chixxs On Board», una plataforma que conecta a las mujeres que practican freestyle y las ayuda a encontrar su camino en un mundo, el de los deportes de tabla (snowboard, surf y monopatín), tradicionalmente dominado por los hombres.

«Las mujeres suelen tener más miedos». Tanja lo sabe por experiencia propia. «Y cuando eres joven, además, quieres gustarles a los chicos». Por miedo al ridículo muchas veces no se atrevía a practicar un nuevo truco de snowboard. En cambio, cuando practicaba con amigas, la cosa cambiaba. Se sentía más libre y se atrevía a probar cosas nuevas, aunque a veces terminara en el suelo. ¿Y qué? «Seguro que a otras chicas les pasa lo mismo», Tanja estaba convencida. Como mujer de acción, lo tuvo claro: quiero crear las mejores condiciones para que las mujeres puedan practicar. Los campamentos para mujeres fueron la consecuencia lógica.

Tanja disfruta al máximo de los días con un grupo de mujeres jóvenes en la nieve; no solo porque ha sido madre recientemente y no es algo que viva muy a menudo. «Cuando las mujeres estamos juntas, se crea una atmósfera muy especial, una dinámica que quienes no la viven no pueden entender». Su primera impresión era acertada. Sus campamentos de snowboard satisfacen las necesidades de mujeres jóvenes y no tan jóvenes. Desde su creación, hace 8 años, los campamentos tienen cada vez más reservas. «¡Vamos allá, chicas!». El calentamiento es obligado, por supuesto. Los ejercicios de Tanja son muy completos. Animan a las participantes a conocer sus límites y a superarlos.

Katja se ocupa del entrenamiento en freestyle. «Let‘s shred!» Las deportistas dan una vuelta por el parque para conocerlo y calentar. La infraestructura de Arosa Lenzerheide es perfecta para el campamento. «Tenemos cuatro parques para elegir y hay zonas para todos los niveles», comenta Tanja. «Está todo muy cerca y se llega muy fácilmente». Los saltos y obstáculos están cuidados y son de tamaño moderado. «Aquí todas pueden practicar a su nivel y probar a ir un poco más allá».
Áreas de freestyle en Arosa Lenzerheide

«Necesitamos más velocidad». Dos de las participantes caminan por el borde de la pista para deslizarse por enésima vez sobre un raíl. La instructora las acompaña en el proceso, las anima y las motiva a creer en sí mismas. Tanja permanece en un segundo plano. «Yo me ocupo de que a todas les vaya bien». Para ello, casi siempre encuentra los medios adecuados: a veces es algo para picar, cuando alguien necesita un extra de energía, otras veces es un «¡muy bien!» o un abrazo cuando un truco ha salido bien.​

Pero en el freestyle, las cosas no siempre salen bien. «Es una montaña rusa emocional. Cuando un truco te sale bien, te sientes pletórica, pero también te desmoralizas cuando algo no funciona». Tanja se da cuenta inmediatamente de cuándo alguna se siente algo más decaída. Y tiene sus trucos para animarla. Una bajada por la pista para despejarse. Un poco de charla en el remonte. La mayoría necesita poco para superar el bloqueo. Al siguiente intento, el truco sale a la primera.

El tiempo pasa volando. «¿Alguien tiene hambre?». Solo ahora se dan cuenta de que, tras el entrenamiento intensivo, necesitan reponer fuerzas. Junto a la entrada del aparcamiento se encuentra el Sit-Hütte, el sitio de moda entre la gente joven. Mirko, el responsable del establecimiento, está muy en contacto con el ambiente del freestyle local. Colaboró en el diseño del parque durante muchos años. Ahora ofrece a esquiadores y snowboarders sus hamburguesas, elaboradas con productos de la zona. ​

Los cursos de «Chixxs On Board» no solo tratan de snowboard. «Naturalmente, lo principal es que todas avancen», afirma Tanja. «Pero lo más importante es que pasamos un día genial juntas». Y parece que funciona: hacen el tonto, se ríen a carcajadas desde el telesilla y contagian su euforia a los otros freestylers del parque.

Al finalizar el día, Tanja las espera con una sorpresa: su pastel casero. Aunque es más una tradición que una sorpresa. «Se ha corrido la voz y las chicas ya lo esperan. ¡Y pobre de mí si no lo hago!». Compartir el pastel es el colofón final. Algunas ríen y charlan, emocionadas por el último truco realizado. Otras permanecen calladas, cansadas y felices. Tanja sonríe satisfecha. A continuación, el grupo de mujeres se pone en marcha, recorriendo por última vez ambos parques en su descenso hacia Arosa. Un pequeño truco por aquí, un salto por allá. Se las oye desde lejos. «¡Uaaah!»​