Gros de Vaud–La Côte

El contraste entre el amarillo y el gris del empedrado y el juego de luces y sombras de la antigua iglesia de la abadía de Payerne generan una impresionante sensación espacial de silencio. Aparece brevemente el perezoso riachuelo Broye, que luego apenas puede adivinarse entre los tramos de bosque. La ruta sube en pronunciada pendiente.

Hasta lo lejos se extienden prados y campos de labranza sobre las amplias colinas onduladas. El tranquilo Gros-de-Vaud es una región cerealista. Largos campos de labranza siguen con armonía el trazado del terreno, protegidas hondonadas albergan pueblos y aldeas. Aquí se unen el encanto francófono y el sosiego bernés. Las grandes casas rústicas de piedra muestran orgullosas los arcos de sus puertas, mientras que en «Le Chemin des Blés» se cuenta todo sobre el grano. Las irregularidades del paisaje, con la profundidad de los riachuelos La Mentue, La Venoge y L'Aubonne hacen sudar a los ciclistas. Sin embargo, pronto los recompensan el castillo de Vuillerens, con sus coloridos jardines de Iris, y el de Vufflens. Este último cuenta con una torre de ladrillo de 60 metros de altura y cuatro torretas en las esquinas que recuerdan a minaretes.

La suave influencia del cercano lago Lemán permite que aparezcan en el paisaje los primeros viñedos, aunque la ruta nos lleva primero por los empinados callejones del pueblo de Aubonne, donde los soportales abiertos del imponente mercado de grano nos prometen algo de frescor. La Côte es una región risueña. En el paisaje de viñedos con sus pendientes inundadas por el sol, se produce el vino blanco afrutado y espumoso Chasselat.