Los paisajes de regadío de las laderas soleadas del Alto Valais (Naters, Ausserberg, Eggerberg, Baltschieder) se han ido transformando a lo largo de los siglos en tierras de cultivo únicas, gracias al sistema de riego y cultivo tradicional. En 2020, la Fundación para la protección del paisaje de Suiza distinguirá este valioso patrimonio cultural.

Franziska Schmid es agricultora diplomada a tiempo parcial y fisioterapeuta en formación. Gradualmente va asumiendo la explotación agrícola ecológica de su padre Martin. Crían en Naters con mucho amor y pasión las cabras de cuello negro y ovejas de hocico negro típicas del Valais.

Para poder cultivar en el Valais, la preciada agua de las montañas nevadas se debe canalizar hacia las laderas de escasas precipitaciones sobre el valle del Ródano. Para ello, los habitantes del Valais construyeron espectaculares conductos de agua, los llamados suonen. En total son cuatro los suonen que suministran agua de riego para las 20 hectáreas de los terrenos de Franziska y Martin Schmid. Se llaman «Oberschta», «Obere Flüöjeri», «Stockeri» y «Haslerwasser» y se alimentan de las aguas de los arroyos Gredetschbach y Chelchbach, que a su vez nacen en los glaciares Gredetschgletscher y Unnerbächgletscher. De esta forma fluye la preciada agua desde el glaciar hasta el valle. 

Quien desee descubrir por sí mismo los canales de riego y los impresionantes paisajes simplemente deberá caminar siguiendo su curso. En el Valais existen numerosas rutas de senderismo por los suonen. Por ejemplo, una espectacular pero exigente ruta de senderismo de montaña y por los suonen lleva hasta el valle Baltschiedertal y de regreso a Ausserberg. 

Ruta circular en el valle Baltschiedertal

Los dos suonen «Obere Flüöjeri» y «Stockeri» llevan mucha agua desde mediados de mayo hasta finales de septiembre. Para que el agua pueda circular sin obstáculos por los suonen, de 1,2 y 2,6 kilómetros de longitud respectivamente, en primavera se realiza una gran acción de limpieza, el llamado «Schortag». Todos los que usan el agua se ponen manos a la obra. En el caso del «Oberen Flüöjeri» colaboran 10 personas; y en el del «Stockeri», 20. Juntos quitan de los suonen arena, piedras y ramas que se han acumulado durante el invierno, y realizan las reparaciones necesarias. 

Después de la limpieza de primavera y hasta el otoño, el riego se desarrolla sin interrupciones. A quién le corresponde el agua, a qué hora y por cuánto tiempo está establecido por escrito desde tiempos inmemoriales. «Cuando hace calor, necesitamos mucha agua y aprovechamos al máximo las horas de riego que nos corresponden. En esos casos, puede ocurrir que ya empecemos a regar a las tres de la mañana». La cantidad de horas de agua depende del tamaño de la parcela. Después de una determinada cantidad de días, a saber, cuando se han regado todos los campos de un suone, empieza entonces el vaciado de uno nuevo. A estos derechos de riego periódicos se les llama «Wasserkehr». En el caso del «Stockeri», son exactamente 14 días. «Debo anotar con cuidado en el calendario los días y las horas para no olvidarme de ninguna valiosa hora de riego», cuenta Franziska Schmid. Según el suone, el agua tiene distintos precios. El agua del «Stockeri» vale cinco francos por hora de riego. 

En el momento preciso, Franziska embalsa el agua del suone con la placa de descarga y luego abre el pestillo para que la valiosa agua pueda fluir por las zanjas ramificadas hasta los prados. Franziska da un empujoncito al agua con el hacha de descarga para, de esta forma, guiar el flujo del agua. «Intento conducirla, pero a veces simplemente fluye en la dirección que quiere», cuenta Franziska y añade sonriendo satisfecha: «Una vez dejé entrar demasiada agua y, lamentablemente, inundé el huerto de mi vecino. Entretanto, sin embargo, he conseguido que el riego funcione mejor».

La agricultura ya es de por sí un trabajo duro, y a ello hay que añadirle el sistema de riego tradicional. «Es realmente duro, pero necesario. El agua debe conducirse por nuestras escarpadas laderas. De lo contrario, no podemos cultivar nuestras tierras. Todo se secaría y sería una pena, ya que amo mi hogar», declara Franziska. Se ha decidido claramente por continuar con el oficio del riego tradicional, aun cuando este sistema es mucho más intenso, desde el punto de vista físico y de la dedicación de tiempo, que los modernos métodos de aspersión mucho más cómodos. Que esto sea posible, Franziska se lo agradece a su padre. Él le ha enseñado el oficio, cuyos conocimientos se transmiten oralmente de generación en generación desde tiempos inmemoriales. «Solo es gracias a la ayuda de mi padre que puedo continuar con este valioso legado». 

... llevan la preciosa agua de riego a los pueblos de montaña
... contribuyen al desarrollo próspero de los paisajes y aumentan la diversidad de especies
... proporcionan a los prados valiosos minerales
... llenan las reservas de agua y ayudan a proteger contra los incendios
... transportan el agua de forma ordenada hasta el valle y lo protegen de inundaciones
... riegan el bosque de montaña y estabilizan las laderas
... son testigos de la historia y un valioso patrimonio cultural
... son para los visitantes una atractiva experiencia paisajística y de senderismo

Afortunadamente existen agricultores como Franziska y Martin Schmid, que riegan sus prados y campos de la forma tradicional. Y es que solo gracias a ellos se preservan paisajes de cultivos tan variados e importantes para el ser humano y la naturaleza. El objetivo es que los sistemas de riego tradicionales que existen en Europa se incluyan en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. Para ello trabajan una gran cantidad de actores locales, nacionales e internacionales.