La región de Davos Klosters es una de las estaciones de deportes de invierno más tradicionales de Suiza. Sus montañas ofrecen un sinfín de posibilidades para realizar esquí de travesía y muchas otras experiencias invernales. 

La nieve cruje bajo las botas de esquí. Los picos de las montañas que brillan bajo el sol de la mañana proyectan sus largas sombras. La mirada de Bettina vaga por las laderas nevadas hasta Pischa. «Todo está maravillosamente preparado para vosotros. Condiciones climáticas perfectas para hacer esquí de travesía», dice sonriendo a sus tres esquiadores. El grupo se detiene, las conversaciones llenas de emoción y ansiedad se van apagando. El silencio invernal los envuelve.

Bettina, de 45 años, es originaria de Graubünden y creció en Davos. Hace unos cinco años hizo realidad un objetivo largamente acariciado y completó su formación como guía de montaña con certificación federal. Tanto si los excursionistas deciden hacer esquí de travesía como freeride, Bettina los guía en su tierra natal de forma segura hacia la montaña correcta y de vuelta cuesta abajo.

Bettina Leimgruber conoce la magia de esos momentos. Y sabe que hoy habrá otros más. La guía de montaña ayudará a que los tres hagan su primera ruta de esquí de travesía. En las montañas de Davos Klosters, donde creció y donde le encanta salir de excursión. Sin embargo, primero hay que tomar algunas precauciones. Bettina da pacientemente consejos a los participantes del curso: cómo pegar correctamente las pieles de escalada en los esquís. Cómo ajustar la bota de esquí de travesía de forma ideal. Cómo encajar la fijación de travesía. Finalmente, una vez que todos han comprobado el correcto funcionamiento de los detectores de víctimas de avalancha, el grupo emprende la marcha cuesta arriba.

Casi nada satisface tanto la necesidad de tranquilidad y de una auténtica experiencia en plena naturaleza en invierno como una travesía por la montaña nevada, ya sea en esquís de travesía o en splitboard. Escalar la montaña con la propia fuerza muscular. La sensación de estar en el techo del mundo cuando se llega a la cima. Empaparse del silencio reinante en esas soledades. Y, por último, deslizarse hacia el valle en un espectacular descenso por laderas de nieve polvo vírgenes. ¿Pero cualquiera puede hacerlo? ¿Acaso este mundo único de cumbres nevadas y solitarias no está reservado solo a los expertos?

«En realidad, cualquiera puede hacer esquí de travesía —asegura Bettina—. Siempre y cuando tenga un nivel razonable de estado físico y una técnica de esquí medianamente avanzada. O la técnica del snowboard. Porque con los splitboards, ir de travesía es ahora también un placer». Ella seguramente lo sabe bien. Es guía de montaña titulada desde hace 5 años y lleva 30 años practicando el esquí de travesía. Pero hacer una ruta de esquí de travesía no es tan banal como pasar un día en las pistas. Requiere un equipo especial y cualquiera que vaya fuera de pista debe saber algunas cosas básicas. «Si es la primera vez que la persona hace esquí de travesía, lo mejor es reservar un curso de iniciación en una escuela de guías de montaña», aconseja la experta. En Graubünden hay tres regiones cuyas escuelas de guías de montaña ofrecen paquetes a medida que incluyen desde rutas de esquí de travesía de prueba y travesías guiadas de un día hasta cursos de esquí de travesía y de nociones sobre avalanchas.

El sol y la nieve polvo hacen, por cierto, que la excursión sea toda una experiencia. Pero para Bettina, la guía de montaña, hay algo más: «Para mí es importante concienciar a los excursionistas sobre cómo deben comportarse en el terreno alpino». En otras palabras, los principiantes en el esquí de travesía deben ser conscientes de los posibles riesgos y comprender cómo pueden excluirse en la medida de lo posible. «Cuando vamos ascendiendo, siempre explico por qué subo por aquí y no por allí. También respecto al descenso, todo el mundo debe tener claro dónde se puede bajar sin inconvenientes y dónde hay que tener precaución». La agradable aventura del esquí de travesía se enriquece así con una pizca de conocimientos sobre la montaña.

Igualmente importante es el uso correcto del equipo de seguridad. «El mejor equipo solo sirve si también te ocupas de aprender para qué sirve», sostiene Bettina convencida. Un ejercicio de búsqueda realizado de forma lúdica con el detector de víctimas de avalanchas (DVA), la excavación de un agujero profundo con la pala, la búsqueda de una mochila enterrada con la sonda: todo esto forma parte del programa de un curso de esquí de travesía para principiantes. «Y los participantes siempre encuentran estos ejercicios geniales».

El grupo ya ha ganado bastante altura en esta travesía. La guía de montaña marca la pista de ascenso en la nieve con paso firme. Siempre se asciende en zigzag. «Por el camino acostumbro a dar consejos a los esquiadores. Por ejemplo, cómo cambiar de dirección en la subida con un giro de 180°». Lo que parece sencillo y fácil en la teoría, no lo es en la práctica, y mucho menos en zonas con mucha nieve. Los primerizos en esquí de travesía agradecen todas las explicaciones y la ayuda.

Pronto, el grupo comienza a marchar a un paso constante y pausado. «En la subida, siempre presto atención también al ritmo. Ni muy rápido ni muy lento». Ahora, los «alumnos» de Bettina ya no están tan preocupados por el equipo que al principio no les era familiar. Caminar se convierte en un placer y hay tiempo y energía suficientes para dejar que la lugareña hable de las montañas y los valles circundantes.

Un último viraje, que lleva al grupo a una cresta. Los participantes del curso se sorprenden de haber alcanzado ya la cima. Rodeados de un sinfín de otros picos montañosos, aparentemente en el techo del mundo. La civilización y el estrés de la vida cotidiana están muy lejos. El esfuerzo de la subida se lo lleva el viento. Los flamantes escaladores de la cumbre están todos radiantes. 

Después de las obligadas fotos en la cumbre, es hora de volver a recargar energías. El bocadillo de la mochila desaparece rápidamente. Porque el verdadero momento culminante es el descenso por laderas con nieve polvo ligera y aireada. Cada curva es una delicia, cada salpicadura de nieve se celebra con gritos de alegría, cada metro de desnivel cuesta abajo hace que el alma dé volteretas. 

En la penúltima pendiente, Barbara indica a su grupo que mire hacia atrás, hacia la montaña. Las huellas del descenso, firma y prueba de lo que acaban de vivir, serpentean por el manto de nieve. El grupo zigzaguea con satisfacción los últimos metros hacia el valle. Es muy probable que pronto estén dejando sus huellas en otra montaña. 

Graubünden es el lugar ideal para vivir las primeras experiencias en esquí de travesía. En las tres regiones Davos Klosters, Prättigau y Disentis Sedrun, las escuelas de guías de montaña ofrecen paquetes a medida.
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