En la pista, como en casa.
Introducción
«Cada minuto libre en la pista». ¿Es solo una frase hecha? Para Jan, Ben, Finn y Ron, no lo es. Los cuatro hermanos sueñan con convertirse en esquiadores. Y van por el camino correcto, ya que son la gran esperanza juvenil del club de esquí de Obersaxen.
Obersaxen
La región de Obersaxen Mundaun es un destino turístico que destaca por su naturaleza y cultura. En una terraza de solana de 12 km de extensión, situada a una altura que fluctúa entre los 1072 y los 1430 m.s.n.m., se ubican los pueblos de Obersaxen, una típica comunidad walser compuesta por 29 caseríos, y Mundaun (formado por las antiguas comunas de Surcuolm y Flond).
Mapa
«¿Dónde está mi forfait?» se pregunta Finn a sí mismo y a su hermano.
30 pares de esquís, un popurrí de palos, protectores, guantes y cascos: el día a día para Jan (15), Ben (13), Finn (11) y Ron (6). Aún no son las ocho cuando estos jóvenes quieren tirarse a las pistas lo antes posible, aunque a los remontes les quede todavía media hora para ponerse en marcha.
Todos los días pasaban por delante los vecinos con las chaquetas azules del club de esquí. Nosotros también queríamos.
El lugar perfecto para vivir: las pistas delante de la puerta de casa y el telesilla un par de pasos más allá.
Jan, Ben, Finn y Ron viven con lo que muchos sueñan. Pasan cada minuto libre en la nieve: miércoles por la tarde, viernes por la tarde, sábados y domingos. Esquían prácticamente desde que empezaron a andar. Y después de tres o cuatro inviernos en la escuela de esquí, empezaron a ir a «Wisalis», la división de los más pequeños del club de esquí de Obersaxen.
No es algo que se dé por hecho que los cuatro hermanos esquíen tanto y tan bien. La familia procede del Unterland, así que la estación de esquí de Obersaxen se encuentra a 170 km de su casa. A los padres también les encantan los deportes de invierno y, como sus abuelos, también tienen un apartamento para vacaciones en Obersaxen, como segunda residencia.
Técnica maravillosa, estilo excelente y ritmo perfecto: los cuatro descienden por la pista.
En cuanto Jan, Ben y Finn se sitúan en el comienzo de la pendiente de entrenamiento, se despierta su espíritu competitivo.
Los expertos elogian sus habilidades. Al entrenador le fascina el compromiso y el talento de los hermanos. Eso quiere decir algo; él fue quien entrenó a Carlo Janka, de Obersaxen, el ganador de oro olímpico, campeón del mundo y vencedor en la Copa del Mundo.
Ahora no se diferencian en nada de los grandes esquiadores.
Concentración total y catapultados desde la salida. Pasando lo más cerca posible de los palos. Reciben un par de consejos del entrenador, de vuelta al inicio y otra vez a pasar entre los palos.
Ron imita a sus hermanos. Cuando los mayores entrenan, él también.
Pero su punto álgido llega al mediodía: cuando hace curvas con toda la familia por la estación de esquí. Y sobre todo, cuando disfrutan de la merecida pausa para tomar un té helado por la tarde en el bar Canorta.
El ambiente se enturbia cuando se oye: último descenso al valle, hay que volver al Unterland.
Copiar los trucos de los campeones de esquí, recorrer los caminos forestales o construir trampolines: los días son demasiado cortos.
Cuando se acaba el entrenamiento, estos reyes de la pista adolescentes todavía no se han cansado de esquiar. Los cuatro se persiguen por la estación de esquí, saltan en cada cima, buscan caminos secretos por el bosque o practican trucos de sus ídolos, los campeones de esquí de la Copa del Mundo.
Para alcanzar la máxima felicidad solo falta una cosa: vivir en Obersaxen. El sueño se hace realidad.
Jan, Ben, Finn y Ron siempre han querido vivir en Obersaxen, toda la semana, todo el invierno, todo el año. Este deseo se cumple. Jan y Ben han sido admitidos en la escuela de talentos de Surselva, razón suficiente para mudarse allí. Ahora la pista sí que estará al lado de la cama. Aunque esquiar más es imposible. ¿O no? Lo veremos...
Sugerencias de Jan, Ben, Finn y Ron
Jan: Después de esquiar, jugar al hockey en la pista de hielo.
Ben: Alitas de pollo para almorzar en el restaurant Stai con la madre del campeón olímpico, Carlo Janka.
Finn: Cuando hay tormenta, futbolín y ping-pong en el Rufalipark.
Ron: Disfrutar de un té helado, una tarta casera y las vistas en el Canortabar en el Alp Sezner.
Todos: Sirope y tentempiés con Enes en el bar del Kartitscha y, luego, el último descenso al valle.