Esquíes y ovejas contra el estrés.

360 kilómetros de pistas, modernos trenes de montaña, la estación de teleférico más alta de Europa y una variada gastronomía son solo algunos de los atractivos que ofrece Zermatt.

Paul-Marc Julen estuvo a punto de hacer carrera como esquiador. Ahora dirige el hotel familiar en su 3.ª generación. Padre de dos hijos, está comprometido además como presidente de la organización de turismo de Zermatt.

¿Dónde queda aún nieve polvo? ¿Dónde están las pistas más largas? ¿Dónde se puede comer con vistas al Cervino? Durante el desayuno, Paul-Marc Julen da consejos a sus huéspedes para un día de esquí perfecto. ¡Los consejos del director del hotel no son cualquier cosa! Él se ha criado aquí, conoce Zermatt y la estación de esquí como la palma de la mano y además es un gran amante de los deportes de invierno.

Su mirada se pierde por la ventana. El Cervino se ilumina con el sol de la mañana. Los habitantes de Zermatt se enfrentan a un dilema: tienen una magnífica estación de esquí al alcance de la mano pero, a diferencia de los turistas, ellos tienen que trabajar. Algunos, como Paul-Marc Julen, no siempre pueden resistir la tentación ante una nieve en condiciones perfectas. Algunas veces, deja el trabajo de oficina para la noche y traza un par de curvas sobre los esquíes.

Jarno y Rajan llevan ya un rato con el equipo de esquí puesto y esperan a su padre. Los dos hijos de Paul-Marc Julen están como mínimo igual de locos por el esquí, y no pueden esperar a bajar con su padre por las pistas peligrosas. Para los Julen, el domingo es un día reservado a la familia. En invierno, el programa del día está ya fijado: ¡a la pista!

La oferta de pistas en Zermatt es abrumadora. En Zermatt, el problema de los huéspedes es no saber qué escoger. Pero también a la gente de aquí, como la familia Julen, le resulta difícil a veces organizar el día de esquí perfecto. Rajan practica esquí de carreras y quiere pistas por las que bajar como un rayo. Jarno, por el contrario, ama los saltos y podría pasarse todo el día en el Freestyle-park. Mamá prefiere pistas tranquilas y Paul-Marc intenta complacerlos a todos.

Sin embargo, hay algo en lo que la familia Julen está de acuerdo: el aspecto culinario no debe descuidarse los días de esquí en familia. También aquí cada uno tiene sus preferencias. Y es que las fuerzas se agotan tras toda una mañana esquiando sin parar. El hambre hace que Paul-Marc y sus hijos corran veloces a la mesa.

El aroma al queso fundido de la raclette impregna el aire. A la vista de los platos del Valais, la boca se hace agua y el cansancio en las piernas desaparece. A ello se suma el aire frío de la montaña y las vistas al excepcional paisaje montañoso, con el Cervino dominándolo todo: dan ganas de quedarse para siempre y reponer energías. Pero las pistas llaman de nuevo; una última y larguísima bajada hacia el pueblo nos espera.

Al final del descenso al valle está la granja de la familia Julen. Los niños le piden a Paul-Marc que les deje ver a los corderitos. El empresario hotelero accede encantado. La cría de las ovejas de hocico negro autóctonas es para él un importante elemento de la tradición de la zona de Zermatt. Le recuerda de dónde viene.

Unos alegres balidos inundan el establo. Las ovejas, curiosas, acuden a la valla. Parece que quieren saludar a Paul-Marc. ¿O quizá quieran una ración extra de comida? La consiguen: Jarno y Rajan están ansiosos por dar el biberón a un cordero. También los huéspedes tienen la posibilidad de acariciar a las ovejas y de conocer algunas cosas sobre esta raza tan especial. Todos los miércoles, el establo se abre para los visitantes.

La sostenibilidad es algo fundamental para Julen. Todo lo que recolectan en la granja lo utilizan en sus establecimientos de hostelería. Paul-Marc y sus hijos mordisquean algo de carne seca. ¡De producción propia, naturalmente! Después, los niños deben ponerse con los deberes. El ciclo de las tradiciones se cierra: del hotel a la familia, pasando por los esquíes y la granja. Típico de Zermatt.