Todos los tours en bicicleta: Bicicleta

La Jura-Route, la ruta del Jura, recorre misteriosos paisajes, solitarias mesetas cubiertas de abetos y tranquilos valles con alegres arroyos. Una ruta única que le permite alejarse del estrés por amplias colinas que van de Basilea hasta el lago Lemán.

En una marcha despiadada, el general Suvórov llevó las tropas por el puerto Pragelpass hasta el cantón de Glaris. Aún hoy sufren los ciclistas subiendo el puerto, aunque pueden descansar junto al claro lago Klöntalersee, beber «Elmer Citro» y maravillarse de la singularidad geológica del encabalgamiento alpino.

Variante de la etapa 5: tramo sin asfaltar (aprox. 7 km entre Sörenberg y Schangnau) se puede evitar a través de Escholzmatt.

Coloridas como los trajes regionales se presentan las típicas casas con frontón en el Appenzell, picante es el queso, marrones las tortas «Biber» y las boñigas de vaca, abrupto el Ruppen e inolvidable el panorama sobre el Säntis y el valle del Rin.

Más de 200 años de historia industrial han dejado una huella duradera en Suiza, como bien ilustra la ciudad de Winterthur. La ruta Industrie-Veloweg mide 20 km y pasa por 20 ilustrativos testimonios de este pasado industrial.

Una ruta por paisaje único junto al discurrir del Inn: Imponentes casas engadinas ricamente ornamentadas, claros lagos, variado paisaje de terrazas, un paraíso para raras especies de aves, el exclusivo St. Moritz y un escenario de cumbres nevadas.

Pedaleando superamos el Töss, rodeamos el gran Winterthur y atravesamos Frauenfeld hasta que el sudor empapa la cadena montañosa Seerücken, pero la dulzura del Untersee recompensa nuestro esfuerzo.

La Ostschweizer Wein-Route o Ruta del Vino de Suiza Oriental atraviesa viñedos y lugares de interés turístico, además de bonitos pueblos desde Schaffhausen hasta San Galo. Los acogedores bares y restaurantes de la zona invitan a disfrutar de una pausa en el camino que incluya un delicia culinaria.

La fuerza del río Maggia ha dividido la roca en Ponte Brolla, horadando y puliendo el gneis. En el valle más largo del Ticino, el Maggia, la vida era dura. La Iglesia ofrecía consuelo, como atestiguan los edificios religiosos y de los corregidores extranjeros.

En la circunvalación del lago Lemán, los ciclistas atraviesan paisajes de una belleza impresionante que, sin duda, compensan su esfuerzo. 200 km de carriles bici señalizados atraviesan dos países y cinco regiones: Ginebra, Pays de Gex, los cantones de Vaud y Valais, así como el Chablais en la Alta Saboya.

Desde Thun hasta el valle Kiesental se aprecia un amplio panorama en Gysenstein, en Emmental las suaves colinas mitigan las fosas y salientes formando un pintoresco paisaje. Enormes y orgullosas granjas se asientan tranquilas en tierra fértil, los pobres diablos se quedan a la sombra.

«Hijos» de las correcciones de aguas del Jura: el canal Nidau-Büren y el antiguo circuito de agua en Häftli. Seca, la Witi es un santuario de cigüeñas y conejos. No lejos de los lentos meandros del Aar, la torre de St. Ursen marca la ciudad barroca de Solothurn.

Encantador y útil, el lago Sihlsee proporciona energía. El lago de Zúrich, rodeado de villas, está dividido por la presa del lago. El obstinado ingeniero H.C. Escher mejoró la llanura Linthebene con un canal y nuevos campos y prados.

Del ajetreo de Lausanne subimos a la tranquila colina de Jorat y seguimos hacia el valle glaciar del Broye. Después de pasar por el soñoliento Moudon y entonados con un buen trago de agua mineral Henniez, nos dirigimos hacia la tranquilidad de la abadía románica de Payerne.

«Sin esfuerzo no hay recompensa» es un popular dicho que se ajusta a esta ruta en bicicleta. La recompensa por los interminables ascensos por los paisajes del área del Kettenjura y el Tafeljura de Baselbiet no se queda corta: unas arrebatadoras vistas que cautivan en medio de un rico paisaje cultural.

En la negra tierra de Seeland crecen largas hileras de verduras en todos los tonos de verde, en la superficie del idílico lago Wohlensee se balancean los patos y las fochas, y en Berna tintinea el mecanismo de la torre Zytglogge mientras la gente se sienta alegre a las mesitas de la plaza Bärenplatz.

La Graubünden-Route discurre por tramos deslumbrantes a través de grandiosos paisajes alpinos: desde Coira, pasando por el puerto de Albula, hasta la Engadina y, en un segundo ramal de la ruta, a lo largo del Rin anterior, pasando por el puerto de San Bernardino y bajando hasta Bellinzona.

Suaves colinas de Oberthurgau: Montones de manzanas y peras, por la fábrica de conservas de Bischofszell, era cuestión de lógica. La construcción de la autopista dejó solo restos del extenso paisaje de llanuras aluviales al este de Wil, capital de «Fürstenland».

La etapa Langnau-Entlebuch ofrece una muestra majestuosa del Emmental y del Entlebuch. Se recorren las alturas de estos dos valles.

Una ruta en bicicleta para quienes disfrutan del deporte, pedalear por la tranquilidad rural y detenerse de vez en cuando a probar las especialidades regionales.

Puede hacer en barco un recorrido corto y espectacular por las orillas del Lago de los Cuatro Cantones.

La Aare-Route, la ruta del Aar, acompaña al río más grande de Suiza desde su nacimiento en un pequeño lago glaciar en el puerto de montaña Grimselpass y hasta su confluencia con el Rin; pasa por la garganta Aareschlucht y los profundos lagos para adentrarse después en los paisajes de la meseta suiza.

La etapa de 55 kilómetros parte de Rapperswil y atraviesa la singular región prealpina hasta Wattwil.

Siguiendo el Rin, pasamos por el monasterio de St. Katharinental para seguir por los campos hasta las construcciones de entramado de madera de Stammheim. Una y otra vez nos sorprende el panorama de los Alpes. Cada vez hay más manzanos, el lago de Constanza ya no queda lejos.

Esta etapa de 74 km de extensión es la etapa reina de la ruta del corazón y en ella quedan claramente manifiestas las ventajas que ofrecen las bicicletas eléctricas.

En el lago de Biel confluyen la Suiza germanoparlante y la Suiza francófona.

De camino por el «Ländle», entre la llanura del Rin y los picos de las montañas, pasando por el castillo principesco de Vaduz. Por el Eschnerberg y el carril bici internacional hasta la atmósfera medieval de Feldkirch. Regreso por el bosque aluvial hasta el Rin.

Desde Romanshorn, la ruta asciende hasta el imponente castillo de Hagenwil, rodeado de agua. Seguimos pedaleando por las verdes colinas. Luego, bajamos hasta cruzar el Thur, un río domesticado. Pronto tendremos a la vista la ciudad medieval de Wil, centro de la región de Fürstenland.

La región de Uri, un corredor de tránsito constantemente palpitante, donde el salvaje Reuss se sumerge en la garganta de Schöllenenschlucht, solo domesticada por las laderas de las montañas y el puente Teufelsbrücke.

Segundo macizo montañoso de Suiza, el Jura no se beneficia del aura que tienen los Alpes para los ciclistas. Sin embargo, esta región situado entre Ginebra y Basilea es un paraíso para los vehículos de dos ruedas: numerosas carreteras con un tráfico moderado se combinan con el suave relieve de las crestas montañosas en paisajes que mantienen una belleza intacta.

Un rápido chapuzón en el lago Obersee y el mundo se hace llano; en March, los campos son amplios, verdes y están cuidadosamente delimitados. La antigua planicie aluvial está bien comunicada por tren y autopista, y la electricidad atraviesa el espacio fluyendo por docenas de cables.

Después de Thun, la puerta de entrada al Oberland, el amplio valle Aaretal: grandes pueblos, industria, campos abiertos y un poderoso río en un rico paisaje de la vega. Entrada a la capital federal de Berna, Patrimonio de la Unesco con el bullicio de los cenadores.

Recorremos ondulados campos de labranza hacia Willisau y pequeños e idílicos prados de turba hasta las atracciones turísticas de Lucerna. Continuamos por Küssnacht junto al Rigi hacia Brunnen, a veces por tramos panorámicos muy por encima del lago y, otras, siguiendo las curvas de la orilla.

En Austria y Alemania, la ruta atraviesa Innsbruck y Rosenheim hasta llegar a la ciudad de los tres ríos, Passau. El Inn, antigua arteria comercial para sal y minerales, aúna tres países, famosas ciudades e impresionantes paisajes.

Por ligeras colinas, pasando por pequeños lagos de morrenas hasta el «Chabisland». Fácil discurrir por campos cuidadosamente delimitados. En Belpmoos, los aviones plateados esperan su turno para despegar. Sobre la superficie seguimos el Aar y, después, las callejuelas del casco antiguo de Berna, Patrimonio de la Unesco.